Hace meses todos hablaban del «metaverso», ahora solo parece ser un triste recuerdo. Las tendencias suelen ser consideradas como un «tren», donde los usuarios y muchas marcas se suben para no perderse de la moda, luego de unos meses dichas tendencias quedan en el olvido. El concepto «metaverso» fue una tendencia muy manoseada. Si bien surgió de libros de ciencia ficción, la posición que tomó Meta (Ex Facebook) respecto a este concepto, afectó su reputación de tecnología con potencial. Ahora el metaverso vive sus momentos decisivos.
Las tendencias tienen mucho notoriedad en poco tiempo y deben pasar por un proceso de turbulencia para adquirir madurez. A esta fase se le llama muchas veces como el «valle de desilusión» (la etapa decisiva donde una tecnología debe prosperar). Aquí pueden pasar dos cosas: o se sigue adelante o desaparece.
El valle de desilusión, en donde se encuentra el metaverso, forma parte del Hype Cycle de Gartner. Este ciclo refleja cómo evoluciona la visibilidad, desarrollo e implantación de nuevas tecnologías. Aunque sus detractores critican que esta gráfica es poco científica, lo cierto es que es un recurso útil en la industria para tratar de mantener los pies en la tierra al momento de investigar nuevas disrupciones.
El eje vertical de la gráfica son las «expectativas» que suscita una nueva tecnología, mientras que el horizontal es el tiempo que pasa. El ciclo, al final, es una progresión lineal en la que se aprecia un estallido hacia arriba llamado el «pico de expectativas sobredimensionadas» (Exageradas). A ese punto llegó el metaverso durante la primera mitad de 2022.
El metaverso y otras tecnologías mal asociadas
Es indudable que el metaverso ha generado muy mala fama, pues también se le ha asociado a proyectos «delicados» como los NTFs. Para el público general, palabras como metaverso, crypto, NTF forman parte de un mismo concepto. Si una burbuja tecnológica estalla, automáticamente se asociará que todas las otras tecnologías, también lo harán.
Durante todo el 2023, el metaverso atraviesa una etapa de desaciertos y oportunidades discretas. El problema del metaverso no es lo que proponía, sino el nombre y fama que ha cosechado. El concepto metaverso fue apropiado por Meta, y generó muchas expectativas que luego terminaron por derrumbarse, debido un mal manejo de las expectativas, malas decisiones comerciales y despidos masivos. Inclusive, Neal Stephenson (el autor que acuñó el término por primera vez) no quiere que lo vinculen con el metaverso de Mark Zuckerberg.
Pareciera que el «metaverso» ya es cosa del pasado, pero no olivemos que las realidades extendidas siguen y seguirán evolucionando. Otros conceptos que forman parte del metaverso como la realidad mixta, realidad aumentada, realidad virtual siguen creciendo y adquiriendo mucha inversión de manera independiente. Por ejemplo, un informe destacaba cómo el mercado de la realidad virtual en 2022 se estimaba por unos 59.960 millones de dólares. Se espera que para 2030, la estimación de dicho mercado sea de 435.360 millones.
¿Luego del metaverso que otra tecnología emergerá?
Posiblemente el metaverso tendrá una segunda oportunidad, pues Meta sigue apostando por esta tecnología. El nuevo visor Quest 3 es uno de los headset más avanzados y asequibles que existen. Todos ahora parecen estar hablando de «realidad mixta». Apple también está explorando este mercado aunque no haya utilizado la misma palabra.
Los Apple Vision Pro están asociadas al concepto Spatial Computing: esta es una tecnología que está ligada a obtener una inmersión más profunda utilizando la realidad mixta y por supuesto aprovechando los gestos humanos para interactuar con los objetos virtuales y el mundo real. Apple nunca usa la palabra «metaverso», pues sabe todo lo que implica.
¿El Spatial Computing será lo que necesita las tecnologías inmersivas para prosperar? El tiempo lo dirá.