En mayo cumpliré 3 años de uso de Fibit, el wearable que domina el mercado de esta tecnología en el mundo. Explicaré brevemente los pro y contra de tener un wearable de esta marca.
Amor y odio con Fitbit – wearable
No todo en la tecnología es amor, rosas y flores. Como consumidor activo de tecnología casi no creo en la propuesta de valor que me ofrecen. Por ello, antes de comprar un wearable decidí investigar bastante.
Lo que me gusta
Fitbit es una de las pioneras en el mercado y el primero en implementar masivamente el lector de pasos y calidad de sueño y, en el 2016 agregó a los nuevos modelos, el lector de ritmo cardíaco. Toda una innovación respecto a cuantificar las actividades más complejas como es conocer el latido del corazón 24/7.
Su precio base, que no era uno de los más altos a comparación de Basis, me animó a comprarlo. Lamentablemente en Perú, el precio de este producto se infló debido a la calidad de «innovación» y además porque se comercializa en las tiendas de Apple.
Lo primero que me gustó es su aplicación que ha ido mejorando con el tiempo. Se puede ver todos los datos que queremos y tener un histórico visual de semana, meses, tres meses y un año. Fantástico para realizar un análisis simple.
Otro punto atractivo es su comunidad = grupo de personas impulsando las preguntas, ideas, dando ánimos y formando teams locales. Todo lo que una marca quisiera tener = seguidores fieles y enganchados al producto.
El uso de gamification: La maravilla de utilizar insignias y motivar a trabajar bajo un objetivo. Por ejemplo, yo he recibido insignias de «India: 3,213 kilometros absolutos».
Lo malo de Fitbit
He tenido dos fitbit en mi vida. Primero fue el FLEX 2 y luego el Charge HR. El que más me gustó ha sido este último, debido a la mejora de su hardware, pero luego de algunos meses de tener este producto salió al mercado el CHARGE 2 y muchos de la comunidad se sintió estafado.
¡Como es posible que solo han pasado meses y ya existe un producto «mejorado» de la linea! Fue un lanzamiento apresurado o simplemente estrategia comercial. Yo opto por lo último y realmente confieso que me desencantó por completo.
La privacidad de datos no es la mejor. Muchos usuarios geek han buscado maneras de obtener el 100% de sus propios datos. No se puede exportar como se quiere, no existe una transparencia sobre ello. Se puede «exportar» de una manera estándar, pero no se puede disponer de los datos como quisiéramos.
¿Repuestos? ¿Que es eso? No existe repuestos accesibles, al menos en mi versión de Fitbit. En las siguientes a Charge 2 ya existen repuestos oficiales y que se puede acceder sin problemas.
Los dispositivos de fitbit más accesibles no son a aprueba de agua. Se pueden mojar pero no son sumergibles. Es decir, es imposible llevarlos a una piscina. Se malogrará y adiós a tu inversión.
¿Alguna alternativa?
Pensé en pebble pero…ya no existe. Fitbit la compró y adiós competidor. También pensé en comprar un wearable de Xiaomi. Esta marca está creciendo y cambiando la visión que tenemos sobre los productos chinos.
La Xiaomi band 2 también posee lectura de ritmo cardíaco constante, pero aún su aplicación deja mucho que desear. Tendría que esperar a la versión 3. Lo que si estoy seguro es que no volveré a usar FITBIT. Es hora de saltar a otra marca.