Esta pregunta me hice hace unos días cuando en una charla que asistí, escuché que la innovación se puede llamar así solo cuando existe un retorno de inversión. Quedé escéptico ante el argumento, por lo que investigué para hallar una conclusión.
Quiza es una pregunta obvia para muchos, pero la obviedad como diría Oscar Wilde es dañina. «Lo único que el artista no puede ver es lo obvio / Lo único que el público puede ver es lo obvio’. Innovación es una de las palabras / conceptos más manoseados, expuestos y vendidos en la actualidad.
Sin lugar a dudas, «Innovación» es una palabra talismán; estos son términos que se cargan de prestigio. Es decir, nadie va decir algo malo sobre ellas. Algunas de estas son: tolerancia, libertad, orden, razón. Quién diga algo malo respecto de estas, se categoriza automáticamente como una persona poca inteligente. También estas palabras son usadas para manipular y para impulsar una ideología. Agrega libertad en tu discurso y muy pocas personas estarán en tu contra.
Teniendo esto en cuenta es evidente que el tema amerita exponerlo y revisarlo. En este artículo vamos a despejar dudas.
Desde un punto de vista semántico
Innovatĭo, -ōnis que a su vez se deriva del término innovo, -are significa “hacer nuevo”, “renovar”, que se forma con in- “hacia dentro” y novus “nuevo”.
Según Wikipedia, el concepto de Innovación es el siguiente: Un cambio que introduce novedades y que se refiere a modificar elementos ya existentes con el fin de mejorarlos o renovarlos.
Según la RAE, innovar es la creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.
La innovación, por lo general, se asocia a la idea de progreso y búsqueda de nuevos alternativas partiendo de un concepto, idea o esquema previo al cual se efectuarán los cambios. Por lo general, está relacionado también a solucionar problemas desde un punto de vista distinto.
Bajo este término general encontramos quizá una expresión simple del uso. Es necesario ir más allá.
Teoría de la innovación de Joseph Schumpeter
Joseph Alois Schumpeter fue un destacado economista austro-estadounidense recordado por sus investigaciones profundas sobre el capitalismo y por dos conceptos: La destrucción creativa y el espíritu emprendedor.
Joseph a lo largo de su vida se dedicaría a desarrollar sus teorías. Por ejemplo, la destrucción creativa es la innovación misma, pues en una economía de libre mercado da como resultado que las nuevas ideas convertidas en producto / servicios destruyen tanto empresas/productos/servicios o modelos de negocio desfasados.
Esta destrucción, nos dice Schumpeter, es la esencia del capitalismo. Para que el capitalismo tenga vida es necesario dinamismo, dicho dinamismo es generado por la innovación continua.
Lo que si es necesario esclarecer es que innovar e inventar no son sinónimos, pues el inventor crea gracias a su capacidad profesional. El innovador crea el terreno fértil donde emergerá un mercado indispensable para ese invento.
Por otro lado tenemos el otro concepto: Los usuarios que poseen el espíritu emprendedor, según él, son aquellos seres de vitalidad y energia que innovan de manera técnica y financiera en un medio comercial, donde se asumen riesgos y reciben beneficios de manera irregular en el tiempo. El fracaso es inevitable, se fracasará pero de manera temporal. Actualmente se diría que es un proceso apasionante y lúdico pues se toma riesgos controlados.
Nuestro amigo Joseph presenta 5 casos de innovación:
- Nuevos métodos de producción o comercialización
- Nuevas fuentes de materias primas o insumos
- Creación o destrucción del monopolio
- Creación de nuevos mercados
- Nuevos bienes
¿Si la innovación está ligado al tema mercantil/comercial porque, por lo general, lo asociamos a los productos tecnologicos?
La innovación tecnológica
El malentendido se genera porque la innovación está ligado a lo nuevo. Regresemos al concepto primario donde todo lo nuevo que modifique las cosas ‘antiguas’ puede llamarse innovación, y claro la tecnología es, por el momento, lo más atrayente que existe en la actualidad.
El Tesla, los lentes VR son productos muy atractivos pero no fueron o no son rentables en sus inicios. La innovación quizá pierde sentido y no encuentre un valor diferencial si somos muy rigurosos con el concepto económico.
Al centrarse solo en el plano económico inmediato es negativo para el ecosistema de la innovación, pues también existen proyectos innovadores que no despegan en un corto plazo, y que para sobrevivir buscan financiación a través de una ronda de negocios hasta mecenazgo digital como Kickstarter, entre otros.
Tesla es un ejemplo claro. Esta compañía de Elon Musk se inició en el 2003 y lanzó el primer modelo Tesla Model S en el 2008, en plena crisis de USA. Han pasado 10 años y se indica que a inicios del 2019 podría ser rentable. Tesla tiene un camino largo por recorrer, pero aún así se apostó por dicha innovación.
Podemos hablar también de Snapchat que es una gran plataforma con millones de usuarios activos pero que presenta un estancamiento financiero desde el 2016. Por ello están buscando la fórmula exacta para su levantamiento. Ya anunciaron nuevos lentes y los Snap Store.
¿Qué pasa cuando la innovación debe superar al capitalismo?
Ya se está poniendo este tema sobre la mesa. La innovación como solucionador de problemas y de renovar productos más acordes a nuestra realidad quizá se golpee frente al muro del capitalismo agresivo.
¿Qué pasa cuando se lanzan productos innovadores rentables (pero no excesivamente rentables que los ya productos existentes) y resultan ser la mejor solución para la vida de los usuarios y del planeta, pero no para el mercado?
Los medios económicos ya existen y la tecnología está presente, pero algunas industrias no son lo ‘suficientes’ rentables. Posiblemente podemos hablar de conflictos de intereses.
El capitalismo agresivo puede dañar lo que más necesitamos: avanzar en conjunto y progresar hacia un bienestar general gracias a a tecnología.
Quizá estamos corriendo en una rueda llamada obsolescencia programada que dicho en simple es la fecha de vencimiento programada de los productos. El tiempo de vida útil de los productos existentes. El dinamismo comercial exagerado.
Cultura de la innovación
Otra palabra que está en la cúspide de la tendencia. Cultura + innovar, ¡qué suma más poderosa para mejorar procesos! No solo las empresas buscan aplicar la cultura de la innovación, pues también las sociedades no lucrativas y la misma sociedad intentan alcanzarlas.
Dicha cultura buscan potenciar habilidades para generar nuevos productos, servicios o procesos.
Andrés Oppenheimer y su libro indispensable
Uno de sus mejores libros de Andrés: ‘Crear o Morir’ habla sobre la innovación y su progreso en Latinoamérica. De su libro detallo estas importantes ideas:
- La cultura de la innovación será vital para el progreso de los países: Debe estar permitido fallar sin que esto signifique algo exageradamente malo. La innovación debe ser estimulado desde la niñez y se debe premiar el riesgo y la capacidad que tendrán las personas para aprovechar las oportunidades.
- Cambiar el paradigna educativo: Hacer ameno y divertido las ciencias. Esto impulsará el amor por la ciencia.
- La burocracia destruye: Eliminar los procesos y protocolos ineficientes que no permiten que las empresas progresen o en todo caso afecten el desarrollo productivo de la institución.
- Invertir en los procesos innovadores: Es posible si se apuesta por ideas que puedan mejorar a la sociedad.
- La globalización: Tanto cultural como social se debe promover la comunicación, difusión y sobre todo los elementos comerciales que se pueden compartir.
Conclusión
Luego de investigar los puntos claves de innovar, puedo indicar que efectivamente Innovar está ligado al retorno de inversión pero con aristas, es decir, innovar es un proceso sano que no debe aislarse solo al plano comercial agresivo, sino al plano evolutivo de empresas, instituciones y países.
Innovar por el mero hecho de sacar algo nuevo no es innovar. Todo nuestros esfuerzos deben estar pensados en satisfacer necesidades, en solucionar problemas.
