Historias así emocionan sin lugar a dudas. Un hombre perdió su mano hace 17 años, hoy se le ha dado el sentido del tacto a través de una prótesis robótica controlada por el cerebro. Una mano robótica le da al usuario la sensación del tacto para vivir como lo hacía antes. Claramente, un avance científico que abre un nuevo capítulo en la historia de las prótesis. Actualmente está en fase de prototipo, pero en los próximos años esperemos que sea algo «común».

Keven Walgamott, cuyo brazo fue amputado después de un trágico accidente, ahora puede volver a sentir 119 sensaciones táctiles, a través de su nueva prótesis, como si fuera su propia extremidad. Ahora es capaz de distinguir objetos grandes, pequeños, blandos y duros fácilmente. Esta nueva capacidad le ha permitido realizar tareas cotidianas como ponerse el anillo de bodas, sostener un smartphone; además de manipular objetos delicados como uvas.

Esta prótesis lleva 15 años en desarrollo. Se implantaron electrodos en la parte restante de su brazo para comunicar la mano protésica y su cerebro. La mano puede moverse en seis direcciones (6 DOF) y está equipada con 19 sensores que detectan el tacto y el posicionamiento. El logro es gracias al trabajo de un equipo de la Universidad de Utah. Su trabajo fue publicado en Science Robotics. Allí contaron cómo lograron proporcionar al cerebro de Walgamott señales eléctricas parecidas a las que enviarían los nervios de una mano humana.

El articulo científico tiene toda la información detallada de cómo una «mano protésica neuromioeléctrica bidireccional transmite retroalimentación sensorial biomimética«. Las señales que el cerebro de Walgamott envía a los nervios de sus brazos, una computadora fuera del cuerpo los traduce en información digital, que luego le indicará a la prótesis que se mueva como lo desea el usuario.

«Lo más sorprendente para mí es lo que el equipo pudo hacer…»[Ellos] toman un montón de piezas mecánicas y proporcionan, a través de una computadora, no solo la capacidad de mover todos los dedos y agarrar cosas, sino también poder sentir de nuevo«.

El próximo paso del equipo de científicos es expandir la información sensorial disponible para el usuario, incluido el dolor y la temperatura. Además, dado que el prototipo requiere conexión a una computadora estacionaria, están desarrollando un sistema portátil y esperan que en los próximos dos años los sujetos de prueba puedan llevarse la mano a casa para usar. Esto sería un gran logro que permitiría a muchos usuarios devolverles su vida cotidiana.

Estas noticias positivas, me alegran 🙂




Noticia original de The Guardian

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