La nueva revolución industrial (en todos los sentidos) en las manos del ciudadano se germina a través de las impresoras 3D. Este aparato de hacedor de objetos pone en las manos de los usuarios la capacidad de crear un sinfín de herramientas. Lamentablemente no todo es color de rosa en la tecnología de impresora 3D.
La Impresora 3D más usada es la que genera instrumentos de plástico. El material más trabajado en el mundo y el más contaminante. Los filamentos ABS (acrilonitrilo butadieno estireno) es uno de los elementos más utilizados en la fabricación independiente. No es biodegradable. Puede llegar a emitir 200 millones de partículas al minuto e ingresar a nuestro organismo. Lego y otros productos se hace con ABS. Es necesario indicar que los niños menores de 5 años no deben jugar con estos productos pues ellos siempre se los llevan todo a la boca.
Este elemento de nombre largo es muy resistente a los golpes, a la temperatura y de experimentación con otros químicos. Sus cualidades son muy atractivas y quizá muy abrazado por los makers. Si bien es cierto las impresores 3D son muy innovadoras aún no son autosuficientes. Es decir, su proceso de eliminación de residuos es quizá deficiente porque la mayoría de objetos no cortados se va a la basura.
Lo que contamina es la utilización de materiales que de por sí contaminan. Claro, no existe otra manera más económica o más accesible para utilizar diferentes materiales
Veamos el otro material usado. Se llama filamento PLA (ácido poliláctico) Este si es biodegradable pero igual genera 20 mil millones de partículas al minuto. Se supone que es menos tóxico, por lo que se utiliza para crear utensilios domésticos, platos y otras herramientas que tienen contacto con el ser humano.
Tendencias eco-friendly es la solución pero lejos de ser un estandar parece ser una moda. Autodesk realizó un estudio sobre la utilización de materiales de plástica y el consumo de electricidad.
Referencias
